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martes, 2 de junio de 2015

El Papel de los periodistas en el cambio político



Los medios de comunicación han ejercido un rol fundamental en los acontecimientos que han cambiado el marco político e institucional desde la Transición Española. Andreu Casero Ripollés, profesor de Periodismo de la Universitat Jaume I de Castellón  define periodismo político como “aquella práctica informativa que se ocupa de la actividad de los gobiernos, los partidos y las organizaciones políticas, campañas electorales, las elecciones y todos acontecimientos que estén relacionados con la res pública”. El objetivo del periodista es el de proporcionar a los ciudadanos toda la información referente a la actividad pública de sus gobernantes, sobre sus intereses comunes, así como generar un debate abierto sobre todos los temas que influyan en el conjunto de la sociedad. 2015 va a ser un año de profundas trasformaciones en España. La desafección de los ciudadanos hacia la los gestores políticos, ante la crisis económica y su indignación ante los casos de corrupción han configurado un electorado crítico y alternativo que va a modificar el panorama político. Es dentro de esta metamorfosis donde el periodismo, además de convertirse en la principal fuente de información para la ciudadanía, posibilita su participación política además de ejercer una labor de análisis crítico sobre los gobernantes y sobre los líderes políticos y económicos de la sociedad. Como dice Casero Ripollés es esta tarea es la que convierte a los medios de comunicación en el Cuarto poder  y a los periodistas en perros guardianes (watchdog) de la sociedad.

Líderes de opinión
La libertad de prensa en nuestro país nació al amparo de las libertades de expresión e información reconocidas en el artículo 20 de la Constitución Española de 1978. Pero antes de la muerte de Franco en 1975 la prensa, controlada por  sectores liberales y demócratas, comenzó a perpetrar el cambio político. Estos grupos  eran los vinculados a medios  como Nuevo Diario, Madrid, Ya, Cambio 16, entre otros. En los primeros meses de vida de la Democracia estos y otros diarios cooperaron vivamente en el pacto entre los principales partidos políticos dando cierta solidez al nuevo régimen. El intento de golpe de Estado de 1981 no sólo supuso un hito para la definitiva consolidación del sistema democrático en España. La labor llevada a cabo por los medios de comunicación esa noche del 23 de febrero los convirtió en los nuevos guías de una sociedad desorientada. A los anales de la historia y del periodismo pasarán las imágenes de Iñaki Gabilondo informando sobre todo lo sucedido a través de las imágenes tomadas por TVE, dando a conocer a la opinión pública lo que estaba pasando y contribuyendo enormemente a que este intento fracasara.
En la actualidad estamos ante un nuevo momento clave de transformación, como resultado de un momento de crisis política e institucional  sin precedentes, hasta ahora, en la democracia española. Se trata de comprender la participación activa y desencadenante que están ejerciendo los periodistas en proceso de cambio. Para ello son necesarios los cambios que se han producido dentro de esta profesión. Esta relación entre política y periodismo es cada vez más perceptible. En julio de 2014 tuvo lugar una mesa redonda  organizada por Servimedia sobre periodismo social, y titulada El compromiso de los partidos políticos, ¿Regeneración democrática? En ella, la presidenta de la de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Elsa González,  habló de la importancia del periodismo para la regeneración política y social.

Crisis, corrupción y desafección
Este proceso de regeneración política e institucional surge como necesidad ante una desgaste  del sistema, propiciado  en los últimos años por tres elementos: la corrupción política, la recesión económica y el descontento con los líderes políticos. Respecto al primero, el año 2015 se inició con 150 casos de corrupción abiertos y más de 2.000 imputados en España, según cálculos de la agencia Europa Press. Gracias al resultado de trabajos de investigación periodística, muchas de estas tramas pudieron trascender a la vía judicial. La trama Gurtel fue destapada por el diario El País, a partir de unas denuncias recibidas de unos concejales de Bohadilla del Monte. El Caso Bárcenas, una rama de la Gürtel, sobre una supuesta financiación ilegal del Partido Popular, fue destapado el 18 de enero de 2013 por El Mundo. El 31 de enero El País sacó a la luz una supuesta contabilidad B del PP conocida como “los papeles de Bárcenas”. Al tratarse de una fotocopia de esos papeles, no podían servir como prueba en la instrucción judicial. Poco tiempo después, se filtraron los documentos originales que llevarían al extesorero, Luis Bárcenas, a prisión en julio de ese mismo año. Ya dentro de la cárcel, el acusado concede una entrevista en exclusiva al, por entonces, director de El Mundo, Pedro J. Ramírez. La entrevista publicada aproximadamente un mes después desvelaba, entre otras cosas, que se habían producido entregas irregulares de dinero a altos cargos del Partido Popular y que dicho partido se había estado financiando irregularmente durante los últimos veinte años. A partir de este momento este caso adquirió una gran repercusión mediática, porque afectaba a los máximos dirigentes del partido en el gobierno español. Las publicaciones de informaciones sobre el Caso Bárcenas han sido continuas. En una entrevista concedida el 26 de enero de 2013 a La Sexta Noche, el exdirector de El Mundo afirmaba, sin dejar de lado la presunción de inocencia, que se trataba del mayor caso de “trocinio” de la democracia. Sobre la existencia de presiones recibidas ante este tipo de información, Pedro J. se escudaba en la veracidad y relevancia de sus informaciones: “no hay fuerza humana que pueda impedir que las rotativas funcionen y esa información estará en el periódico”.

Las tramas de corrupción ponen de manifiesto la necesidad de un periodismo imparcial y responsable. Mucho se ha especulado sobre que las intenciones de Pedro J. no eran las de cumplir esa función de transparencia con la sociedad, sino la de llevar a cabo la demolición controlada de un partido político y de un gobierno con fracturas, con los que el exdirector siempre tuvo muchas discrepancias. El compromiso de la información en este contexto pasa por una prensa creíble e independiente de intereses, personales e ideológicos. Algo que para Elsa González resulta “fundamental”, en un momento en el que la sociedad carece de confianza hacia los medios de comunicación. 

La inestabilidad política e institucional convive con la crisis económica y financiera que, desde hace años, vive España. Hasta finales de 2007 los medios de comunicación apenas mostraban interés por los datos que vaticinaban la llegada de una recesión financiera inminente. EL 5 de noviembre de 2008 tuvo lugar un acto académico en la London School of Economics (Londres), donde la reina Isabel II de Inglaterra formulaba la siguiente pregunta a un grupo de distinguidos profesores de economía: “¿Por qué nadie vio llegar la crisis”?  En principio, la cuestión iba dirigida a expertos académicos, quienes habían sido incapaces de predecir el alcance y la profundidad de la crisis. Pero, en realidad, la pregunta iba dirigida también a los consejos de administración de los bancos, inversores y, por supuesto, a los periodistas. Como explica el periodista económico Manuel Illueca en su reportaje: “Medios de comunicación y crisis financiera: ¿por qué nadie nos avisó?”, los periodistas no supieron informar a tiempo para evitar “la tragedia”. Para demostrarlo este periodista decidió buscar todos los artículos publicados desde 2000 hasta 2008 en todos los periódicos españoles, que incluyeran las expresiones “crisis” y “burbuja inmobiliaria”. En total consiguieron recopilar 4.742 artículos. Como se puede apreciar en el grafico 1, en el año 2000, apenas se publicaron 15 artículos sobre la burbuja inmobiliaria, mientras que en 2008 el número se disparó por encima  de los mil. Los primeros presagios de crisis económica en la prensa aparecen en 2003. Los periódicos comienzan a publicar advertencias procedentes de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo sobre el riesgo de la burbuja inmobiliaria en España. El diario Expansión publicaba el 6 de febrero de 2003: “en conjunto, el mercado de la vivienda es un mercado opaco, segmentado y muy influido por cambios regulatorios, en calidad o en hábitos. Por estas razones, atribuir una burbuja teniendo en cuenta exclusivamente el precio medio del activo medio no tiene mucho sentido”.

Este gráfico muestra la distribución anual de los artículos publicados en la prensa española que contienen la expresión “burbuja inmobiliaria” durante el periodo 2000-2008 (ambos incluidos). Los datos han sido obtenidos a partir de la base de datos Factiva (M Illueca, Medios de comunicación y crisis financiera: ¿por qué nadie nos avisó? 2014)


Lenguaje económico
Entonces, ¿podemos echar la culpa de la actual crisis económica a la falta de información recibida por los medios de comunicación? Manuel Illueca concluye que no son los máximos culpables, ni tan siquiera uno de los máximos responsables. Su error estuvo en la falta de denuncia previa y al comienzo de ella, mientras que una vez estallada la crisis se pecó de exceso de información. Otra gran dificultad con la que se encuentra el periodismo en este momento es la sobreinformación que surge en parte por la llegada de las nuevas tecnologías y la irrupción de un periodismo digital que se traslada en el trasvase de las audiencias a nuevos soportes distintos a los tradicionales. La mayor demanda informativa que ha originado esta crisis económica ha supuesto la incorporación de nuevos lectores a noticias económicas. Dentro de esta cobertura de la información económica los periodistas tienen que hacer un ejercicio de responsabilidad social con el público. Las páginas de información económica han destacado siempre por la sobriedad de sus noticias, especialmente el tratamiento visual e iconográfico de las mismas. El periodista Francisco Campos Freire en su libro “El cambio mediático” (2010), plantea un cambio por parte de los medios hacia una información más atractiva, utilizando un lenguaje más adecuado a unos lectores que no están especializado en este sector, con el objetivo de que esta información resulte útil para la sociedad. Precisamente una de las críticas que se hace al periodismo económico es que es demasiado abstracto y genérico. Hay que recordar que estas informaciones manejan contenidos de especial interés, no sólo para empresarios o expertos políticos o económicos, sino también para la ciudadanía en general. Para cumplir con esta necesidad informativa de los ciudadanos, los periódicos han hecho un esfuerzo al personalizar los contenidos económicos. Como indica Ángel Aserre, profesor de periodismo en la Universidad de Navarra, todas las informaciones sobre variables macroeconómicas, cuentas de resultados de las compañías o la evolución de los índices de los mercados, y su correspondiente interpretación teórica, deben complementarse con la historia personal que hay detrás de ellas.

Alarmismo
La tendencia desde que comenzara la crisis económica es que todas las informaciones sobre su desarrollo, han posibilitado que se informe sobre las repercusiones concretas que ha supuesto la recesión para personas o colectivos concretos.  En esta función social  los profesionales de la comunicación no deben caer en el sensacionalismo, uno de los aspectos negativos en el tratamiento de la información sobre la crisis económica. Si observamos algunos de los titulares de algunos medios, podemos apreciar la utilización de contenidos claramente alarmistas como “debacle”,  “caos”, “seísmo”, “derrumbe”, “catástrofe”, etc. Un ejemplo es la portada del diario ABC, con una imagen de Obama junto a Berlusconi saludando ante los restos del Ayuntamiento de L´Aquila. La fotografía acompañaba al siguiente titular: “El G-8 busca salidas entre los escombros de la crisis”. Esta inclinación ha llevado a algunos profesionales a plantearse la siguiente cuestión: ¿cuál es papel que se ha adjudicado a los periodistas en la crisis?  En muchas ocasiones se ha acusado a los medios  de haber fomentado la alarma con historias crueles sobre desahucios, quiebras de empresas y despidos de trabajadores.

Descontento de los ciudadanos
El tercer pilar sobre que esta necesidad de este cambio político surge como consecuencia de los dos problemas anteriores. Se trata del descontento generalizado de la ciudadanía hacia la actuación y gestión de sus gobernantes. Un malestar político que desde hace años también recorre la opinión pública de otras democracias europeas. Rafael López Pintor, director del departamento de sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, en su ensayo: “Cambios políticos y sociales en Europa”, establece un vínculo entre los medios de comunicación y el origen y desarrollo de este descontento. El autor considera un error asignarles la máxima responsabilidad, pero tampoco han contribuido a minimizar sus efectos. Para poder medir la influencia de los medios con este descontento hay que tener en cuenta dos características de este fenómeno. En primer lugar, el descontento tiene un componente coyuntural muy amplio que aumenta y disminuye a tenor de los ciclos económicos. En segundo lugar, este descontento posee un componente superficial.  El malestar de los ciudadanos forja la opinión pública, que es donde los medios de comunicación tienen mayor influencia. Los mass media establecen “el orden del día”, de lo que se puede hablar, es lo que se explica en la conocida como Agenda Setting. Los medios orientan el debate público hacia cuestiones que antes se desconocían o estaban en un segundo plano. Además crean flujos de opinión, inventando perfiles de “malos” y “buenos”, “causas nobles”, “movimientos revolucionarios en busca del cambio”. Aplicando la teoría  de la politóloga alemana Noelle-Neumman (1980), los medios de comunicación han influido en la creación y en el desarrollo de los movimientos sociales y en la configuración de una opinión pública descontenta con los líderes políticos, con  el poder establecido y las bases del sistema, “la epidermis social”.

El periodismo estuvo presente en la creación del movimiento 15-M y ha estado en el centro de su crítica desde entonces. Uno de los gritos más escuchados por los indignados en la Puerta del Sol fue el de “televisión manipulación”, que se escuchaba con más fuerza cada vez que una cámara se acercaba a grabar. Las caras visibles del 15-M, así como los creadores de su mutación política Podemos, han crecido en los platós de televisión. Algunas de las voces más críticas contra ellos también son muy frecuentes en debates, tertulias y columnas de opinión. Por tanto los medios de comunicación han sido, en parte, responsables del crecimiento mediático y de la relevancia pública que en su día adquirió esa desafección representada en un movimiento social, transformado más tarde en un partido político, cuya premisa principal es transformar un sistema a través de una regeneración política y democrática.

La crisis que sufre el país desde 2008, ha dejado ver que no sólo se trata de una crisis financiera, sino que ha puesto de manifiesto una profunda crisis política, social, institucional y territorial. España afronta en 2015 un cambio histórico de la situación política sin precedentes desde la llegada del régimen democrático. Los casos de corrupción política, los efectos de la recesión económica y la gestión política han lastrado la confianza general de una gran mayoría de ciudadanos, dificultando la confianza en las instituciones y evitando que surjan conductas cooperativas generales necesarias para asegurar una mínima estabilidad. Los medios de comunicación han participado activamente en los grandes cambios políticos que ha vivido el país.


Alberto Fernández Barderas

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