Los
medios de comunicación han ejercido un rol fundamental en los acontecimientos
que han cambiado el marco político e institucional desde la Transición Española.
Andreu Casero Ripollés, profesor de Periodismo de la Universitat Jaume I de Castellón define periodismo
político como “aquella práctica informativa que se ocupa de la actividad de
los gobiernos, los partidos y las organizaciones políticas, campañas
electorales, las elecciones y todos acontecimientos que estén relacionados con
la res pública”. El objetivo del
periodista es el de proporcionar a los ciudadanos toda la información referente
a la actividad pública de sus gobernantes, sobre sus intereses comunes, así
como generar un debate abierto sobre todos los temas que influyan en el
conjunto de la sociedad. 2015 va a ser un año de profundas trasformaciones en
España. La desafección de los ciudadanos hacia la los gestores políticos, ante
la crisis económica y su indignación ante los casos de corrupción han configurado
un electorado crítico y alternativo que va a modificar el panorama político. Es
dentro de esta metamorfosis donde el periodismo, además de convertirse en la
principal fuente de información para la ciudadanía, posibilita su participación
política además de ejercer una labor de análisis crítico sobre los gobernantes
y sobre los líderes políticos y económicos de la sociedad. Como dice Casero
Ripollés es esta tarea es la que convierte a los medios de comunicación en el Cuarto poder y a los periodistas en perros guardianes
(watchdog) de la sociedad.
Líderes de opinión
La
libertad de prensa en nuestro país nació al amparo de las libertades de
expresión e información reconocidas en el artículo 20 de la Constitución
Española de 1978. Pero antes de la muerte de Franco en 1975 la prensa,
controlada por sectores liberales y
demócratas, comenzó a perpetrar el cambio político. Estos grupos eran los vinculados a medios como Nuevo
Diario, Madrid, Ya, Cambio 16, entre otros. En los primeros meses de vida
de la Democracia estos y otros diarios cooperaron vivamente en el pacto entre
los principales partidos políticos dando cierta solidez al nuevo régimen. El
intento de golpe de Estado de 1981 no sólo supuso un hito para la definitiva
consolidación del sistema democrático en España. La labor llevada a cabo por
los medios de comunicación esa noche del 23 de febrero los convirtió en los
nuevos guías de una sociedad desorientada. A los anales de la historia y del
periodismo pasarán las imágenes de Iñaki Gabilondo informando sobre todo lo
sucedido a través de las imágenes tomadas por TVE, dando a conocer a la opinión
pública lo que estaba pasando y contribuyendo enormemente a que este intento
fracasara.
En
la actualidad estamos ante un nuevo momento clave de transformación, como
resultado de un momento de crisis política e institucional sin precedentes, hasta ahora, en la
democracia española. Se trata de comprender la participación activa y
desencadenante que están ejerciendo los periodistas en proceso de cambio. Para
ello son necesarios los cambios que se han producido dentro de esta profesión. Esta
relación entre política y periodismo es cada vez más perceptible. En julio de
2014 tuvo lugar una mesa redonda
organizada por Servimedia sobre
periodismo social, y titulada El
compromiso de los partidos políticos, ¿Regeneración democrática? En ella, la
presidenta de la de la Federación de Asociaciones
de Periodistas de España (FAPE), Elsa González,
habló de la importancia del periodismo para la regeneración política y
social.
Crisis, corrupción y desafección
Este
proceso de regeneración política e institucional surge como necesidad ante una
desgaste del sistema, propiciado en los últimos años por tres elementos: la
corrupción política, la recesión económica y el descontento con los líderes políticos.
Respecto al primero, el año 2015 se inició con 150 casos de corrupción abiertos
y más de 2.000 imputados en España, según cálculos de la agencia Europa Press. Gracias
al resultado de trabajos de investigación periodística, muchas de estas tramas
pudieron trascender a la vía judicial. La trama Gurtel fue destapada por el diario El País, a partir de unas denuncias recibidas de unos concejales de
Bohadilla del Monte. El Caso Bárcenas, una
rama de la Gürtel, sobre una supuesta
financiación ilegal del Partido Popular, fue destapado el 18 de enero de 2013
por El Mundo. El 31 de enero El País sacó a la luz una supuesta
contabilidad B del PP conocida como “los papeles de Bárcenas”. Al tratarse
de una fotocopia de esos papeles, no podían servir como prueba en la
instrucción judicial. Poco tiempo después, se filtraron los documentos
originales que llevarían al extesorero, Luis Bárcenas, a prisión en julio de
ese mismo año. Ya dentro de la cárcel, el acusado concede una entrevista en
exclusiva al, por entonces, director de El
Mundo, Pedro J. Ramírez. La entrevista publicada aproximadamente un mes
después desvelaba, entre otras cosas, que se habían producido entregas
irregulares de dinero a altos cargos del Partido Popular y que dicho partido se
había estado financiando irregularmente durante los últimos veinte años. A
partir de este momento este caso adquirió una gran repercusión mediática,
porque afectaba a los máximos dirigentes del partido en el gobierno español. Las
publicaciones de informaciones sobre el Caso Bárcenas han sido continuas. En
una entrevista concedida el 26 de enero de 2013 a La Sexta Noche, el exdirector de El Mundo afirmaba, sin dejar de lado la presunción de inocencia,
que se trataba del mayor caso de “trocinio” de la democracia. Sobre la
existencia de presiones recibidas ante este tipo de información, Pedro J. se
escudaba en la veracidad y relevancia de sus informaciones: “no hay fuerza humana que pueda impedir que
las rotativas funcionen y esa información estará en el periódico”.
Las
tramas de corrupción ponen de manifiesto la necesidad de un periodismo
imparcial y responsable. Mucho se ha especulado sobre que las
intenciones de Pedro J. no eran las de cumplir esa función de transparencia con
la sociedad, sino la de llevar a cabo la demolición controlada de un partido
político y de un gobierno con fracturas, con los que el exdirector siempre tuvo
muchas discrepancias. El compromiso de la información en este contexto pasa por
una prensa creíble e independiente de intereses, personales e ideológicos. Algo
que para Elsa González resulta “fundamental”, en un momento en el que la
sociedad carece de confianza hacia los medios de comunicación.
La
inestabilidad política e institucional convive con la crisis económica y
financiera que, desde hace años, vive España. Hasta finales de 2007 los medios
de comunicación apenas mostraban interés por los datos que vaticinaban la
llegada de una recesión financiera inminente. EL 5 de noviembre de 2008 tuvo
lugar un acto académico en la London
School of Economics (Londres), donde la reina Isabel II de Inglaterra
formulaba la siguiente pregunta a un grupo de distinguidos profesores de
economía: “¿Por qué nadie vio llegar la
crisis”? En principio, la cuestión
iba dirigida a expertos académicos, quienes habían sido incapaces de predecir
el alcance y la profundidad de la crisis. Pero, en realidad, la pregunta iba
dirigida también a los consejos de administración de los bancos, inversores y,
por supuesto, a los periodistas. Como explica el periodista económico Manuel Illueca en su reportaje: “Medios de
comunicación y crisis financiera: ¿por qué nadie nos avisó?”, los
periodistas no supieron informar a
tiempo para evitar “la tragedia”. Para demostrarlo este periodista decidió
buscar todos los artículos publicados desde 2000 hasta 2008 en todos los
periódicos españoles, que incluyeran las expresiones “crisis” y “burbuja
inmobiliaria”. En total consiguieron recopilar 4.742 artículos. Como se puede
apreciar en el grafico 1, en el año
2000, apenas se publicaron 15 artículos sobre la burbuja inmobiliaria, mientras
que en 2008 el número se disparó por encima de los mil. Los primeros presagios de crisis
económica en la prensa aparecen en 2003. Los periódicos comienzan a publicar
advertencias procedentes de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo
sobre el riesgo de la burbuja inmobiliaria en España. El diario Expansión publicaba el 6 de febrero de
2003: “en conjunto, el mercado de la
vivienda es un mercado opaco, segmentado y muy influido por cambios
regulatorios, en calidad o en hábitos. Por estas razones, atribuir una burbuja
teniendo en cuenta exclusivamente el precio medio del activo medio no tiene mucho sentido”.
Este
gráfico muestra la distribución anual de los artículos publicados en la prensa
española que contienen la expresión “burbuja inmobiliaria” durante el periodo
2000-2008 (ambos incluidos). Los datos han sido obtenidos a partir de la base
de datos Factiva (M Illueca, Medios de
comunicación y crisis financiera: ¿por qué nadie nos avisó? 2014)
Lenguaje
económico
Entonces, ¿podemos echar la culpa de la
actual crisis económica a la falta de información recibida por los medios de
comunicación? Manuel Illueca concluye que no son los máximos culpables, ni tan
siquiera uno de los máximos responsables. Su error estuvo en la falta de
denuncia previa y al comienzo de ella, mientras que una vez estallada la crisis
se pecó de exceso de información. Otra gran dificultad con la que se encuentra
el periodismo en este momento es la sobreinformación que surge en parte por la
llegada de las nuevas tecnologías y la irrupción de un periodismo digital que
se traslada en el trasvase de las audiencias a nuevos soportes distintos a los
tradicionales. La mayor demanda informativa que ha originado esta crisis
económica ha supuesto la incorporación de nuevos lectores a noticias
económicas. Dentro de esta cobertura de la información económica los
periodistas tienen que hacer un ejercicio de responsabilidad social con el
público. Las páginas de información económica han destacado siempre por la
sobriedad de sus noticias, especialmente el tratamiento visual e iconográfico
de las mismas. El periodista Francisco Campos Freire en su libro “El cambio mediático” (2010), plantea un
cambio por parte de los medios hacia una información más atractiva, utilizando
un lenguaje más adecuado a unos lectores que no están especializado en este
sector, con el objetivo de que esta información resulte útil para la sociedad.
Precisamente una de las críticas que se hace al periodismo económico es que es
demasiado abstracto y genérico. Hay que recordar que estas informaciones manejan
contenidos de especial interés, no sólo para empresarios o expertos políticos o
económicos, sino también para la ciudadanía en general. Para cumplir con esta
necesidad informativa de los ciudadanos, los periódicos han hecho un esfuerzo
al personalizar los contenidos económicos. Como indica Ángel Aserre, profesor
de periodismo en la Universidad de Navarra, todas las informaciones sobre
variables macroeconómicas, cuentas de resultados de las compañías o la evolución
de los índices de los mercados, y su correspondiente interpretación teórica,
deben complementarse con la historia personal que hay detrás de ellas.
Alarmismo
La tendencia desde que comenzara la crisis
económica es que todas las informaciones sobre su desarrollo, han posibilitado
que se informe sobre las repercusiones concretas que ha supuesto la recesión
para personas o colectivos concretos. En
esta función social los profesionales de
la comunicación no deben caer en el sensacionalismo, uno de los aspectos
negativos en el tratamiento de la información sobre la crisis económica. Si
observamos algunos de los titulares de algunos medios, podemos apreciar la
utilización de contenidos claramente alarmistas como “debacle”, “caos”, “seísmo”,
“derrumbe”, “catástrofe”, etc. Un ejemplo es la portada del diario ABC, con una imagen de Obama junto a
Berlusconi saludando ante los restos del Ayuntamiento de L´Aquila. La
fotografía acompañaba al siguiente titular: “El
G-8 busca salidas entre los escombros de la crisis”. Esta inclinación ha
llevado a algunos profesionales a plantearse la siguiente cuestión: ¿cuál es
papel que se ha adjudicado a los periodistas en la crisis? En muchas ocasiones se ha acusado a los
medios de haber fomentado la alarma con
historias crueles sobre desahucios, quiebras de empresas y despidos de trabajadores.
Descontento
de los ciudadanos
El tercer pilar sobre que esta necesidad de
este cambio político surge como consecuencia de los dos problemas anteriores.
Se trata del descontento generalizado de la ciudadanía hacia la actuación y
gestión de sus gobernantes. Un malestar político que desde hace años también
recorre la opinión pública de otras democracias europeas. Rafael López Pintor,
director del departamento de sociología de la Universidad Autónoma de Madrid,
en su ensayo: “Cambios políticos y
sociales en Europa”, establece un vínculo entre los medios de comunicación
y el origen y desarrollo de este descontento. El autor considera un error
asignarles la máxima responsabilidad, pero tampoco han contribuido a minimizar
sus efectos. Para poder medir la influencia de los medios con este descontento
hay que tener en cuenta dos características de este fenómeno. En primer lugar,
el descontento tiene un componente
coyuntural muy amplio que aumenta y disminuye a tenor de los ciclos
económicos. En segundo lugar, este descontento posee un componente superficial. El malestar de los ciudadanos forja la
opinión pública, que es donde los medios de comunicación tienen mayor
influencia. Los mass media establecen
“el orden del día”, de lo que se puede hablar, es lo que se explica en la
conocida como Agenda Setting. Los
medios orientan el debate público hacia cuestiones que antes se desconocían o
estaban en un segundo plano. Además crean flujos de opinión, inventando
perfiles de “malos” y “buenos”, “causas nobles”, “movimientos revolucionarios
en busca del cambio”. Aplicando la teoría
de la politóloga alemana Noelle-Neumman (1980), los medios de
comunicación han influido en la creación y en el desarrollo de los movimientos
sociales y en la configuración de una opinión pública descontenta con los
líderes políticos, con el poder
establecido y las bases del sistema, “la
epidermis social”.
El periodismo estuvo presente en la
creación del movimiento 15-M y ha
estado en el centro de su crítica desde entonces. Uno de los gritos más
escuchados por los indignados en la Puerta del Sol fue el de “televisión manipulación”, que se
escuchaba con más fuerza cada vez que una cámara se acercaba a grabar. Las
caras visibles del 15-M, así como los creadores de su mutación política Podemos, han crecido en los platós de
televisión. Algunas de las voces más críticas contra ellos también son muy
frecuentes en debates, tertulias y columnas de opinión. Por tanto los medios de
comunicación han sido, en parte, responsables del crecimiento mediático y de la
relevancia pública que en su día adquirió esa desafección representada en un
movimiento social, transformado más tarde en un partido político, cuya premisa
principal es transformar un sistema a través de una regeneración política y
democrática.
La crisis que sufre el país desde 2008, ha
dejado ver que no sólo se trata de una crisis financiera, sino que ha puesto de
manifiesto una profunda crisis política, social, institucional y territorial. España
afronta en 2015 un cambio histórico de la situación política sin precedentes
desde la llegada del régimen democrático. Los casos de corrupción política, los
efectos de la recesión económica y la gestión política han lastrado la
confianza general de una gran mayoría de ciudadanos, dificultando la confianza
en las instituciones y evitando que surjan conductas cooperativas generales
necesarias para asegurar una mínima estabilidad. Los medios de comunicación han
participado activamente en los grandes cambios políticos que ha vivido el país.
Alberto Fernández Barderas
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