La
situación política española ha cambiado tras las pasadas elecciones del 24-M.
El Partido Popular continúa siendo la opción más votada, pero ha perdido las
mayorías absolutas que le permitían tener el poder en una gran cantidad de territorios.
Muchos de estos votos han ido a parar a nuevas fuerzas como Podemos, Ciudadanos
o las diferentes plataformas ciudadanas, y esto ha convertido el panorama
político en un verdadero tablero de ajedrez.
Podemos
y Ciudadanos serán claves para gobernar en prácticamente todas las autonomías,
por lo que en la mayoría de municipios y autonomías han comenzado las
negociaciones. Castilla-La Mancha, Extremadura, Baleares, Comunidad Valenciana
o Castilla y León, además de municipios como Madrid, Valencia, Sevilla o
Valladolid, pueden cambiar sus gobiernos si hay acuerdos de izquierdas.
Había
quien pensaba que Ciudadanos iba a ser una especie de filial del PP que
facilitaría que gobernase allí donde lo necesitase, pero el partido de Albert
Rivera está siendo un hueso mucho más duro de roer de que lo que pensaban algunos
populares. Estos creían que el hecho de que muchos militantes de Ciudadanos
tuviesen un pasado en el Partido Popular ayudaría en este sentido, pero en
algunos casos está sucediendo todo lo contrario. Precisamente algunas de estas
personas cambiaron de formación política por su desencanto con el partido que
preside Mariano Rajoy, cuando no fue directamente por choques directos con
algunos populares.
En
la Comunidad de Madrid, por ejemplo, el posible pacto entre PP y Ciudadanos
peligra por la imputación de Salvador Victoria y Lucía Figar, consejeros de Presidencia y Educación respectivamente del gobierno regional. Ciudadanos
ha advertido al Partido Popular de que estas imputaciones "complican
muchísimo" las negociaciones para apoyar la investidura de Cristina
Cifuentes como presidenta de Madrid. La popular obtuvo 48 escaños y necesita el
respaldo de los 17 diputados del partido de Albert Rivera para ser proclamada.
Ángel Gabilondo, candidato del PSOE, con 37 asientos en la Cámara autonómica,
requiere el apoyo de Podemos (27 parlamentarios) y le basta la abstención de
Ciudadanos.
Ciudadanos
quiere demostrar que no son una extensión del Partido Popular, y ello podría
derivar en que algunos ayuntamientos pasen a manos de la izquierda con sus
abstenciones o votos en contra. Pero tampoco es que Podemos haya decidido
plegarse ante las voluntades del PSOE. Un
ejemplo de esto es el de Pablo Echenique, quien no descarta postularse como
presidente de la Comunidad de Aragón ya que considera que están en un “empate
técnico” con los socialistas.
Y
entre todos estos juegos de poder, la voz de Izquierda Unida ha perdido casi
toda su potencia, y solo se escucha a lo lejos como su líder, Alberto Garzón,
anima a realizar un pacto de izquierdas de cara a las elecciones generales al que Pablo Iglesias responde que "no" como quien le dice a un niño que no quiere jugar con él.
Mucho
ha cambiado en cuestión de semanas, y mucho podría cambiar en los próximos
meses. Pero las nuevas fuerzas políticas no llegan para ser meras acompañantes.
Tienen vocación de liderazgo. Y en este escenario, las políticas clásicas y las
nuevas se enfrentan, como si de estrategia militar se tratase, en un Juego de
Pactos.
Enrique
García
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