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lunes, 1 de junio de 2015

Música tradicional a través del rabel



La música tradicional no está del todo en extinción. Ejemplo de ello es Miguel Abad, un palentino de 40 años que lleva desde los 16 tocando el rabel. “El tatarabuelo del violín”, así define el instrumento este rabelista de una forma simple “para orientar un poco a la gente que no lo conoce”. El rabel llegó a la península ibérica con la invasión árabe. Este instrumento, a pesar de llevar más de 10 siglos en España, apenas ha tenido evolución porque quedó relegado como instrumento popular y como reducto en las zonas de montaña. Aprendió a tocarlo de una forma muy curiosa según manifiesta, “mientras bailaba en un grupo de danza y aparecieron en los bajos de la Diputación de Palencia, un par de rabeles viejos. Negocié con los responsables para restaurar uno de ellos y a cambio quedarme con el otro. Como a finales de los 80 no había cursos ni mucha gente que tocara el rabel, no me quedó más remedio que buscar grabaciones de campo y de los recopiladores de música tradicional donde había distintas canciones. Poco a poco y de forma autodidacta aprendí a tocar y a perfeccionar la técnica”. 

A la hora de dedicarle tiempo a esta pasión, Miguel Abad comenta que “cuando se tienen responsabilidades familiares, el tiempo para la música es más anecdótico” y en este caso el rabel “no es un instrumento que tenga una exigencia de ensayo como el piano o la guitarra, por ello intento dedicarle un rato a la semana”. Respecto al futuro de este instrumento señala que, a pesar de haberse utilizado en toda España, “últimamente ha tenido un auge especial sobre todo en Cantabria, que lo han asumido como un instrumento autóctono y como seña de identidad, aumentando el número de intérpretes, certámenes, recopilaciones y gente que lo toca en la actualidad”. Además de tocar el rabel como solista tiene experiencia en los grupos musicales. Formó parte del conjunto palentino “Alma Cántaro” en el que dio conciertos por muchos pueblos intentando transmitir a la gente la música del rabel y otros instrumentos de la región. Desde 2009 es integrante de “Patas de peces” junto a Andrés Florez, Javier Vázquez y Evelyn Torres. “Somos un grupo basado en el rabel pero la música no es exclusivamente de él, la mayoría del repertorio es de dulzaina, gaita, flauta y tamboril, instrumentos y música de Castilla y de fuera de la comunidad, pero todo tradicional”, aclara. Esta música toma forma gracias a “la guitarra española, diferentes percusiones y voces.

Últimamente hemos incorporado también un bajo electro-acústico que le da un toque diferente”. Dependiendo del volumen de conciertos suelen reunirse para ensayar: “en verano tenemos más actividad y practicamos más, pero habitualmente lo hacemos una vez por semana o cada quince días para dar un repaso de lo que tenemos o incluir nuevos temas que llevar al escenario”, explica. La música y los instrumentos tradicionales siguen más vivos en la actualidad de lo que pensamos; quizá para disfrutar de ellos, sólo sea cuestión de buscarlos.

Beatriz Santos (@_BeaSantos_)

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