-

martes, 17 de marzo de 2015

Coherencia, por favor

Vivimos en un mundo digital. Sí, pisamos suelo físico, comemos comida de verdad, y dormimos en una cama real (a veces). Pero nuestra vida transcurre en un mundo de unos y ceros: nuestras conversaciones se desarrollan en gran parte por Whatsapp, las fotos ya no se revelan sino que se suben a Instagram, e incluso hacemos exámenes sin tocar folios o bolígrafos: a través del ordenador. Y las marcas lo saben.

Las empresas se han dado cuenta del potencial que tiene Internet como medio de comunicación, como soporte publicitario. Las redes sociales suponen una mina aparentemente interminable de oportunidades de comunicación, que además facilitan la tarea de la empresa por ser bidireccionales; antes, si una empresa quería conocer la opinión de sus cliente, tenía que invertir una importante suma de dinero en un estudio; ahora sólo tiene que preguntar en Twitter. Es más, ni siquiera es necesario preguntar; con una búsqueda de ciertas palabras clave se puede desde buscar nuevos mercados hasta crear nuevos productos basados en las necesidades de nuestros clientes –reales o potenciales-.

Ésta es, precisamente, la labor del community manager: gestionar la comunidad, escuchar y tomar parte en conversaciones online en las que participen clientes o posibles compradores.

Últimamente esta participación en conversaciones online ha llegado a tal punto que ha surgido un nuevo tipo de community manager: el gamberro. Vemos ejemplos que se han extendido como la pólvora, viralizándose rápidamente gracias al ingenio del community manager y llevando así el nombre de la empresa a millones de bocas.

Es el caso de los Supermercados Al Campo, cuyo community manager fue capaz de sacar partido a la broma que le quiso gastar vía Twitter @arshland. La “pulla” que @alcampo lanzó después a otra empresa, Media Markt (@MediaMarkt_es) utilizando la misma broma de la que había sido víctima, la de la “ruka”, ha sido –y sigue siendo- muy comentada en Twitter.



También son muy conocidos el perfil en Twitter de la Policía Nacinal y el de la Guardia Civil, ambos en la misma línea (aunque el primero en hacerlo fue el de la Policía).






Otras marcas también han utilizado las redes sociales, y en especial Twitter, para “tomar el pelo” a sus clientes, como es el caso de Renfe; o han aprovechado momentos muy mediáticos –como la entrega del Balón de Oro en 2014) para poner su marca en boca de todos a coste 0.




Pero es muy importante tener algo en cuenta: si bien es cierto que hay que adaptar el mensaje al medio y al público, no es menos cierto que al final hay una marca y sólo una: y ésta debería mantener cierta coherencia en los mensajes que emite, ya sea en redes sociales o a través de otros medios quizá más convencionales.

Por ejemplo, no debemos olvidar que la Guardia Civil es un cuerpo militar. Parece incoherente que en un ámbito tan protocolario y serio como es éste se utilice un método de comunicación –y me refiero al lenguaje y al contenido del mensaje, no al hecho de que se utilicen las redes sociales- tan poco “militar”. Aunque nos haga gracia. 

Clara Berbel

0 comentarios:

Publicar un comentario