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martes, 10 de marzo de 2015

Modelos atómicos a gran escala

El hombre es una breve aventura química sin sentido.”
Manuel Vicent.


Origen. ¿Qué somos? Átomos, moléculas, compuestos. Información codificada en cada una de las bases nitrogenadas de nuestro ADN. Una combinación entre un número limitado de letras determina nuestra existencia. Lo tangible de nuestra realidad, incluso aquello que somos incapaces de sentir, es química. Respiramos química. La química no sólo nace en laboratorios, nace en cada uno de nosotros.


Somos una especie de modelos atómicos a gran escala. Complejos sistemas que interactúan entre sí mediante reacciones electroquímicas. La sinapsis contribuye a la creación de una red neuronal que nos permite procesar cantidades ingentes de información en milésimas de segundo.

Sin embargo, en ocasiones, olvidamos la finitud inherente a nuestra condición como seres humanos, como especie efímera. A veces, algo cambia, un golpe brusco, una pequeña excitación o perturbación y la configuración de nuestros átomos sufre variaciones y, de repente, es como si volviésemos a recordar que estamos vivos, y por consiguiente, que nuestro tiempo es limitado.

¿Qué supone nuestra existencia como individuos? Somos diminutos granos de arena perdidos en el desierto del tiempo. Sólo somos instantes en los ejes del espacio y del tiempo.

Al final de nuestro propio horizonte, abandonamos este mundo a través de un proceso químico, nos convertimos en elementos, quizá en el polvo de los anhelos. Nos desvanecemos paulatinamente hasta desaparecer por completo, como humo que se disipa y juega a enredarse entre las nubes, y nos fundimos con ellas, para siempre, para morir, o quizá para volver a empezar y formar parte de un ciclo que nos recuerda la idea del eterno retorno de Nietzsche.

Andrea Arrieta

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