Que
los principales medios mundiales tengan versiones en diferentes idiomas no es
una novedad. Dado el crecimiento de la población hispanoparlante, en Estados
Unidos la gran mayoría de medios han optado por tener una versión de sus
páginas web en castellano. También ocurre al contrario, aunque en España El País es la única de las grandes cabeceras que
tiene versión en lengua inglesa. Normalmente traducen una o dos noticias al día,
que conviven en portada con las de las jornadas anteriores.
Lo
que no es tan habitual es que un medio publique un reportaje de investigación
simultáneamente en cuatro idiomas, como ha hecho el New York Times en la última
semana. El tema central es el de los salones de manicura y pedicura en los que
trabajan inmigrantes. Un negocio que en España también se ha abierto hueco
pero, desde luego, no tanto como en Estados Unidos, donde estos centros gozan
de gran popularidad.
La
investigación se publicó en dos partes, la primera el 7 de mayo y la segunda aldía siguiente, y se ha convertido ya en una de las noticias más visitadas en la
web del periódico en lo que va de año. Las repercusiones han sido muy grandes,
y el gobernador de New York, Andrew Cuomo, ya ha anunciado que se tomarán
medidas para combatir las prácticas ilegales denunciadas.
La periodista que la firma se llama Sarah Maslin Nir
(@SarahMaslinNir), y
para poder llevar a cabo el trabajo tuvo que realizarse cientos de manicuras y
pedicuras, ya que las trabajadoras (son prácticamente en su totalidad mujeres)
de estos salones tienen poco tiempo libre y mucho miedo de que sus jefes se
enteren. A través de estas discretas conversaciones, Maslin realizó un total de
125 entrevistas con las empleadas, logrando así la base de su trabajo. Pero eso
no es todo, ni mucho menos.
Durante
un año entero, ella y su equipo de traductores revisaron multitud de denuncias
por explotación laboral en este sector. Patrullaron las calles de Queens y New
Jersey en las que los trabajadores son recogidos temprano por la mañana para
ser llevados en furgonetas a los salones de belleza. Ganarse la confianza de
estas personas les llevó meses.
Pero
en este proceso descubrieron una industria basada en la explotación de la mano
de obra, principalmente mujeres inmigrantes, la mayoría sin papeles, que
trabajan día y noche, duermen en pequeños apartamentos junto a otras 11
personas, y cobran alrededor de $1,5 dólares por hora. No solo eso: en
ocasiones los empleados tienen que pagar $100 para recibir un curso de
iniciación, y después trabajan sin paga durante meses hasta que el dueño decide
que merecen empezar a recibir un salario.
Mientras
tanto, muchas trabajadoras han sufrido abortos, han sido diagnosticadas con
cáncer o tienen una salud muy deteriorada debido a las horas de trabajo y al
contacto constante con productos químicos, según la investigación de Maslin. La
idea para el reportaje la tuvo cuando le regalaron una estancia en un spa de
Manhattan. Cuando la periodista preguntó a la manicurista quién iba a
sustituirla por la noche, la respuesta fue que ella trabajaba allí las 24 horas
del día, dormía en una barraca y solo tenía un día libre a la semana.
Por
lo tanto, la investigación es meritoria y consigue poner el foco sobre las
mafias que están detrás de esta industria, pero el elemento que queremos
resaltar aquí es que seis traductores diferentes, todos periodistas a su vez,
ayudaron a que el artículo se haya publicado al mismo tiempo en inglés,
coreano, chino y español, para que aquellos afectados por el asunto puedan
leerlo.
Eso
forma parte de un esfuerzo del New York Time por publicar sus historias cada
vez en más idiomas, tanto para que se pueda entender desde diferentes culturas,
como por los mercados que pueden abrirse.
Todo
un ejercicio de periodismo de investigación multilenguaje con impacto global.
Enrique García (@KikeGarciaL)
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