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martes, 5 de mayo de 2015

Una historia sobre la "Venecia portuguesa", la ciudad de la sabiduría y la muerte del Duero

El cielo estaba teñido de un gris moribundo que hacía presagiar la inminente llegada de la lluvia. Sin embargo, la ciudad de Aveiro, también conocida como la “Venecia de Portugal”, desteñía color gracias a las embarcaciones –moliceiros- que hacían posible un paseo, a través de la ría, por las zonas de mayor interés turístico. La magia del barrio pescador permitía a los visitantes sumergirse en la historia y la cultura más arraigada de la ciudad.  



A lo largo del paseo, Aveiro regalaba la oportunidad de descubrir sus rincones más pintorescos. No sólo es la “Venecia" de Italia, es también el “Puente de la Artes” de Francia y el “Puente Milvio” de Roma. Su particular “Puente del amor” estaba envuelto en decenas de cintas de colores que ondeaban como diminutas banderas en honor a la infinitud del amor.

La primera gota de lluvia comenzó a desdibujar, a lo lejos, la silueta de la ciudad. El rumbo se fijaba a unos 10 kilómetros de Aveiro, hacia Costa Nova, famosa por sus llamativas casitas a orillas de la playa.



Más tarde, el viaje nos llevó hasta Coimbra o “La Ciudad de la Sabiduría”, famosa por alzarse como un auténtico núcleo universitario. Los edificios de sus facultades parecían conservar parte de la magia del conocimiento clásico griego. Un auténtico paseo por una de las cunas de la humanidad.



El viaje concluía con la muerte del Duero, en Oporto. Una ciudad que destaca por el barrio de la Ribeira. Desde allí, Oporto se eleva como una pequeña montaña configurada por características casitas. En la lejanía, la ciudad parecía fundirse con la lluvia y jugaba a disfrazarse, recordaba a una de esas pinturas clásicas que exhalaban suspiros de nostalgia.



Fotos y texto: Andrea Arrieta


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