Los
rayos de sol jugaban a dibujar sombras sobre la superficie. Los colores teñían
el asfalto. Los niños parecían sonreír y soñar al mismo tiempo. Los acordes
sonaban a lo lejos. Las sonrisas volaban libres. El polvo de colores se colaba
en los pulmones. Tiempo de pasos rápidos, de cámaras lentas, de ojos que
brillaban entre el oxígeno de colores. A veces, el tiempo parecía detenerse,
era como si el viento quisiese abrazarnos y contarnos su historia. Era como si
todos tuviésemos ganas de vivir.
Así,
resumo la Holi Run, una carrera de cinco kilómetros que se celebró por primera
vez el pasado domingo 17 de mayo en Arroyo de la Encomienda, Valladolid.
Andrea Arrieta
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