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martes, 19 de mayo de 2015

Yo confieso que…



Tengo casi 25 años, y me gustan la música clásica, los musicales y el ballet. ¡Ah! Y las canciones de Disney. Es raro, lo sé. Pero es lo que hay. En el iPod que almacena la música que suena en mi coche hay varias carpetas, y una de ellas está ahí “por si acaso”; por si sube alguien a mi coche que no comparta mis gustos musicales (o, lo que es lo mismo, por si sube alguien que no sea mi madre). Es una carpeta que recoge música de Estopa, Los Delinquentes, Melendi… y algunas canciones actuales que me suenan pero que nunca me he aprendido. Pero esas no son las que canto a voz en grito en el trayecto de casa al trabajo o del trabajo a la universidad. Las que realmente me gustan son las canciones de los musicales; no suelo escuchar ópera en el coche, pero las letras de Los Miserables me las sé de pé a pá. En español y en inglés. Lo mismo ocurre con El Fantasma de la Ópera, La Bella y la Bestia, Peter Pan, La Cenicienta (musical creado por Rodgers & Hammerstein para televisión), o con algunas canciones de West Side Story o Evita. Confieso incluso que me sé muchas de las canciones de Grease ¡en los dos idiomas! Aunque siempre preferiré la versión original… “Vas a ser mi amor” nunca podrá igualar a “You’re the one that I want”, ¡dónde me vas a comparar!

El ballet también es un espectáculo delicioso, aunque sólo he acudido una vez a verlo en directo (El Lago de los Cisnes,  Teatro Calderón, diciembre de 2013). El resto lo suelo ver en la televisión, o incluso con el ordenador.  ¡En Youtube hay obras enteras con calidades más que razonables! He visto El Lago de los Cisnes representado por varias compañías distintas, La Bella Durmiente, Giselle, El Cascanueces… ¡Todo a través del ordenador! Aunque es cierto que, de esta forma, se pierde lo más chocante de este arte: ¿sabíais que en el teatro se oyen los golpes contra la madera de los bailarines cada vez que tocan el suelo? No me lo esperaba, y me sorprendió mucho.

En cuanto a la ópera, confieso que es el género que menos consumo, aunque también me gusta mucho. He escuchado discos, me suenan algunas de las arias más comunes, he visto algún fragmento en Internet, y alguna ópera completa en la televisión (recuerdo que en cierta ocasión me sorprendió ver a una soprano actuando en silla de ruedas; al parecer, el día anterior se había roto el tobillo, pero se negó a faltar a la actuación). Me muero de ganas de asistir a una función real; si sólo ver un aria bien cantada en Youtube hace que se me erice el vello, ¿qué será de mí viéndolo en directo? Recuerdo que hace años mi madre me habló de una representación de Aída que incluía, durante la “Marcha Triunfal”, la aparición de elefantes de verdad; y me prometió que, si se enteraba de dónde y cuándo tenía lugar, nos llevaría a mi hermano y a mí. ¡Ojalá sea pronto!

Por último, quiero hacer referencia a la “música clásica”, esa que no lleva escenario ni actores, sólo músicos. Me parece impresionante el trabajo de un director de orquesta, y el de todos y cada uno de los miembros de la orquesta. Pero si hay algo que me gusta de verdad, es un cuarteto de cuerda. ¡Quiero uno en mi boda, sí o sí! El fin de semana estuve en una comunión, y había uno; en mi mesa, compuesta por los “niños” (niños de hasta 33 años, pero era la mesa en la que estábamos el protagonista y todos sus primos), la actitud generalizada era –se veía en las caras- la de “a ver si termina de una vez y podemos seguir hablando”, pero a mí me encantó.

¿Que no sabéis de qué hablo? En el siguiente video podréis ver el comienzo del musical El Rey León, parte de la canción más conocida de Les Miserables (One Day More), el tema principal del ballet El lago de los cisnes de Tchaikovsky, un tango de Gardel interpretado por el cuarteto de cuerda Q4, y a una de las mejores sopranos de la historia, Angela Gheorghiu, interpretando el aria Vissi d’Arte de la ópera Tosca. ¡Disfrutad!



Clara Berbel

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