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martes, 5 de mayo de 2015

Un trabajador sin fecha de caducidad

El 1° de mayo se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Trabajador en homenaje a los llamados Mártires de Chicago, grupo de sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en 1886. 

Qué mejor ejemplo que el de Alberto López García, un hombre de 58 años. Alberto nació en una pequeña localidad burgalesa (Ubierna) en el año 1957, proviene de una familia humilde que se dedicaba al campo. Con tan solo 12 años, Alberto y el resto de sus hermanos, ayudaban con el trabajo a su padre. Acabó la educación obligatoria y comenzó a trabajar como obrero de la construcción en Burgos.

Posteriormente se casó y decidió embarcarse en una nueva experiencia. Se trasladó a vivir a Valladolid, comenzaba de cero su vida, no tenía prácticamente nada, solamente unos pocos ahorros que le ayudarían a él y a su mujer a tirar un tiempo no muy largo para adelante.

Al llegar compró un negocio, un bar. Corría el año 1983.  Un año más tarde tendría a su primera hija. En 1992 vinieron otras dos de golpe, por lo tanto las horas de trabajo aumentaron. En 2011 nació su nieto, un hecho que acrecentó la ilusión de seguir con su trabajo.

Desde entonces nuestro protagonista ya lleva 31 años trabajando, el día 1 de noviembre el “Toppy´s” (así es como se llama el bar) hizo el 31º aniversario. Sus clientes califican a Alberto como “una persona: amable, simpática y, sobre todo, un trabajador” y decidieron hacerle un homenaje en el año 2009, para agradecer tantas horas de “aguante físico y psicológico”.

El 27 de Julio del año 2013, El Norte de Castilla decidió hacer su propio homenaje. Le grabaron un video que posteriormente fue publicado en la página web del periódico local. Además de ser el bar más antiguo de Parquesol, también sigue manteniendo a gran parte de sus clientes. Incluso ha soportado, el cambio de dueños o los traspasos de los bares vecinos, la dura crisis que comenzó en el año 2008 y varias reformas del negocio (la última de ellas en octubre de 2013).  

Y es que no es un trabajador cualquiera. Alberto trabaja quince horas diarias, los siete días de la semana, teniendo como descanso, únicamente, la tarde del domingo. Al año se toma una semana de vacaciones para ir a la playa con su familia. Como dato curioso el bar nunca está cerrado salvo si ocurre algo grave, si no está Alberto, siempre encontrarás a alguien detrás de la barra.

El Toppy´s abre su puerta a las 07:00 de la mañana, se cierra a las 4 de la tarde y se vuelve a abrir a las 5 y media hasta el cierre (aproximadamente las doce o la una de la mañana) y así lleva 31 años. O lo que es lo mismo: 11.315 días.

En palabras de Alberto “un bar es un trabajo muy esclavo pero para poder mantener a mi familia necesito hacer muchas horas, el bar es como mi segunda casa”. 

Es, sin duda, un trabajador que no tiene fecha de caducidad.

Soraya López

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