Edificio principal de la Universidad de Virginia |
En su edición
estadounidense del pasado mes de diciembre, la Revista Rolling Stone publicó un polémico artículo que tuvo mucha
difusión. Se titulaba A rape on campus
(Una violación en el campus), y
relataba la historia de Jackie (pseudónimo), una joven estudiante de la
Universidad de Virginia (Estados Unidos) que supuestamente había sido violada
por siete miembros de la fraternidad Phi Kappa Psi en septiembre de 2012. El
texto lo firmaba Sabrina Erdely, una periodista freelancer de prestigio publicada en numerosos medios
internacionales.
La historia
rápidamente ganó popularidad, y la periodista fue felicitada por su
investigación. Pero algo no cuadraba. Resultaba extraño que un caso así no
hubiera sido denunciado, cuando supuestamente eran varias las personas que
tenían conocimiento de ello, y como consecuencia fueron varios los medios que
comenzaron a investigar los hechos por su cuenta. Y vaya si había agujeros en
la historia de Jackie.
El Washington Times fue el primer medio en
publicar un artículo con sus hallazgos. Después se unieron ABC News y el Washington Post.
Estas fueron las principales discrepancias halladas:
- En la historia de Rolling Stone, quien engañó a Jackie para llevarla a la fiesta y después violarla junto a seis compañeros más fue un hombre llamado Drew, quien supuestamente era su novio. Como sus amigos tenían dudas de que fuera real, ella les dio un número de teléfono con el cual intercambiaron mensajes. La investigación del Washington Times determinó que se trataba de un número de teléfono “de internet”, que permite enviar mensajes a través de un ordenador para dar apariencia de que se trata de un teléfono real.
- A través de ese teléfono, Drew envió una foto a los amigos de Jackie. Pero en realidad el hombre que aparecía en la instantánea nunca asistió a la Universidad de Virginia. Se trataba de un excompañero de Jackie en el instituto, quien el día del suceso estaba a cientos de kilómetros en una competición deportiva. La foto había sido sacada de una red social.
- Jackie aseguró que después de la violación se pasó meses encerrada en su habitación. Sin embargo, sus amigos, los mismos que aparecen en la historia de Rolling Stone bajo pseudónimos, revelaron su identidad real a ABC News y aseguraron que Jackie parecía normal después del supuesto suceso.
- La supuesta violación ocurrió en una fiesta de iniciación de la fraternidad Phi Kappa Psi. Tanto dicha fraternidad como el Washington Post demostraron después que en la fecha del incidente (28 de septiembre de 2012) no hubo ninguna fiesta de iniciación.
- En la historia que contó a Erdely, Jackie aseguraba que recuperó la consciencia sola en la fraternidad a las 3:00 de la madrugada y que llamó a sus amigos para que fueran a buscarla allí. Estaba manchada de sangre y con golpes. Sin embargo, sus amigos relataron al Post que les llamó a la 1:00 de la madrugada, se encontraron con ella a más de un kilómetro y medio de las fraternidades, y “no tenía sangre ni lesiones visibles”.
- A raíz de la publicación, la policía investigó los hechos. Tras cuatro meses intentando encontrar pruebas, se cerró el caso al no haber base alguna para seguir investigando.
Sabrina Erdely en una aparición televisiva |
A los cinco días
de la publicación de la historia, Rolling
Stone se vio obligada a pedir disculpas por las discrepancias encontradas
en el artículo. La prestigiosa Facultad de Periodismo de la Universidad de
Columbia calificó a Una violación en el
campus como “El peor periodismo de 2014”. El Instituto Poynter, otra
conocida escuela de periodismo, lo catalogó como “El error del año” en el mundo
del periodismo.
La revista Rolling Stone encargó una investigación
paralela a la Universidad de Columbia para sacar a la luz los errores cometidos
en la investigación. Este estudio se publicó el pasado domingo 5 de abril, y
desde entonces ha suplantado al artículo original en la versión web de lapublicación. Esta es la nota del editor:
UNA NOTA DEL EDITOR: En el pasado mes de noviembre, publicamos una historia, ‘Una violación en el campus’ [RS 1223], que se centraba en la terrorífica historia de una estudiante de la Universidad de Virginia que aseguraba que había sido violada en una fraternidad del campus. En cuestión de días, se comenzó a cuestionar la veracidad de la historia. Entonces, cuando el Washington Post descubrió detalles que sugerían que el asalto podría no haber tenido lugar como se describía, la verdad sobre la historia se convirtió en una controversia nacional.
Mientras nos preguntábamos cómo podíamos haberlo hecho tan mal, decidimos que la única forma responsable y creíble de responder era pedir a alguien externo que investigase los errores de la investigación, edición y comprobación de hechos detrás de la historia. Nos pusimos en contacto con la Columbia School of Journalism y aceptaron la oferta. Hemos cooperado con su equipo en todo lo que han necesitado. Para que no hubiese dudas, no les pagaríamos, y publicaríamos su reportaje completo. Estas son sus conclusiones.
El título del
artículo realizado por la Universidad de Columbia es Un fallo evitable, y entre sus conclusiones destacan que la
periodista cometió un error al dar credibilidad total a su fuente, al no
cuestionar a sus amigos, y al no entrevistar a los miembros de la fraternidad
acusados. El editor y la persona encargada de comprobar los hechos se pasaron
cuatro horas al teléfono con Jackie, pero no comprobaron la historia a través
de otras fuentes. No fue hasta el momento en el que la historia ya estaba
publicada cuando Erdely empezó a sospechar de la veracidad del relato, cuando
Jackie no fue capaz de recordar el apellido de uno de los asaltantes. En la
noche del 4 de diciembre, la periodista llamó al editor para confesar sus dudas
sobre los hechos. Pero para entonces el resto de medios ya tenían avanzadas sus
propias investigaciones.
Según el estudio,
el fallo se produjo en todas las facetas: investigación periodística, edición,
supervisión editorial y comprobación de datos. “La revista dejó de lado o vio
como innecesarias prácticas básicas del periodismo que, de haberse llevado a
cabo, probablemente habrían llevado a los editores a reconsiderar su
publicación”, asegura el informe. “La historia falla al utilizar pseudónimos y
al declarar de dónde provienen algunas de sus informaciones más importantes”. El
editor no obligó a la periodista a que localizase a los tres amigos que servían
como apoyo para la historia de Jackie, o a que intentase localizar al principal
perpetrador de los hechos, Drew.
“El desastre de
esta historia es otro golpe para la credibilidad del periodismo en este tiempo
de cambio en la industria de los medios”, prosigue el estudio. “Los errores
particulares en Rolling Stone ponen
en evidencia la necesidad de que las redacciones sigan utilizando las prácticas
periodísticas básicas e indispensables, en vez de tomar atajos”.
Todo esto no
quiere decir que Sabrina Erdely sea una mala periodista. De hecho, todos sus
trabajos anteriores parecen decir todo lo contrario sobre esta freelancer. Sus artículos sobre
investigaciones de asesinatos, cultos o violencia sexual se han publicado en SELF, GQ, Philadelphia, The New Yorker,
Mother Jones, Glamour o Men’s Health,
y ha recibido varios premios y numerosas nominaciones por ellos. Pero, al menos
en esta ocasión, bajó la guardia. Vio la posibilidad de tener una gran historia
con mucha repercusión, y se dejó llevar. En ese sentido sumamos un caso más a
los estudiados en las facultades por malas prácticas. Los Stephen Glass (The New Republic), Janet Cooke (Washington Post), Jayson Blair (New York Times) o Clifford Irving tienen
nueva compañía.
Los periodistas
pueden tener la tentación de saltarse pasos, tomar atajos o, en otras
ocasiones, incluso inventarse historias. Poner herramientas para que esto no
suceda es la única solución que tienen los medios de comunicación. En este caso
el batacazo se lo ha pegado Rolling Stone, y tardará tiempo en volver a
recuperar su credibilidad. Pero solo es una muesca más en la larga lista de
errores que han llevado al periodismo a un bajo nivel de credibilidad.
Enrique García - @kikegarcial
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